ACOSO SEXUAL EN INSTITUCIONES PÚBLICAS: UNA REALIDAD SILENCIADA Y MINIMIZADA EN BOLIVIA

Un reciente estudio de percepción ciudadana sobre el acoso sexual en instituciones públicas en Bolivia revela una realidad alarmante: casi la mitad de los encuestados han sido víctimas directas o potenciales de este tipo de violencia. El informe, basado en una encuesta aplicada a personas de diversas edades y géneros, expone cómo el acoso sexual no solo sigue presente, sino que encuentra terreno fértil en espacios donde se debería garantizar seguridad, respeto y derechos humanos.

El perfil de los encuestados

La muestra estuvo compuesta por personas, mayoritariamente jóvenes: el 68% se encuentra en el rango de 18 a 25 años. Un 58.5% se identifica como mujer y el 41.5% como hombre. Este grupo diverso ofreció una visión amplia y honesta sobre la presencia del acoso sexual en sus entornos inmediatos, la percepción sobre la efectividad de la Ley 348 y la inclusión —o falta de ella— de los hombres como víctimas en las campañas de prevención.

Acoso sexual: del entorno familiar a la universidad

El dato más crudo que arroja el estudio es que el 46.3% de los encuestados afirma haber sido víctima de acoso sexual. Esta cifra podría ser aún mayor si se consideran los casos de quienes respondieron «tal vez», que representan un 17.1%, lo cual evidencia la dificultad que muchas personas tienen para identificar, aceptar o comunicar este tipo de agresión.

La Ley 348: entre el conocimiento y la desconfianza

Aunque el 56.1% de los encuestados afirma conocer la Ley 348, que garantiza a las mujeres una vida libre de violencia, un 39% considera que esta normativa no ha tenido un impacto positivo significativo en la protección de las mujeres. Incluso, un 31.7% no está seguro sobre su efectividad. Solo el 29.3% cree que ha mejorado la protección.

La percepción sobre las autoridades es aún más crítica: el 82.9% indica que las autoridades no responden adecuadamente ante los casos de violencia de género. A esto se suma que el 63.4% considera insuficientes las sanciones establecidas por la ley para castigar a los agresores.

Estos resultados revelan una clara desconfianza en el sistema de justicia y en la implementación efectiva de políticas públicas diseñadas para erradicar la violencia de género.

Hombres como víctimas: una narrativa ausente

Uno de los aspectos más reveladores del estudio es la percepción sobre los hombres como víctimas de acoso sexual. El 85.4% de los encuestados considera que los hombres también pueden ser víctimas, sin embargo, el 82.9% cree que este tipo de acoso es minimizado o no se toma en serio.

Este dato abre una discusión necesaria y poco abordada: la invisibilización del acoso sexual hacia los hombres. En muchas culturas, este tipo de violencia no solo se niega, sino que se ridiculiza, lo que impide que muchas víctimas denuncien o busquen ayuda.

El 78% considera que las campañas contra el acoso sexual deberían incluir más enfoque en los hombres como víctimas, lo que demuestra una necesidad urgente de replantear las estrategias de comunicación, prevención y atención.

Una deuda pendiente del Estado y la sociedad

El informe pone en evidencia que el acoso sexual en Bolivia no distingue género, edad ni espacio. Afecta a mujeres, hombres, jóvenes y adultos. Y lo hace en entornos donde debería prevalecer el respeto, la protección y la legalidad.

Aunque existen normativas como la Ley 348, el problema radica en la falta de aplicación efectiva, en la cultura de impunidad y en la minimización del acoso cuando no encaja en el perfil de víctima tradicional.

Es imperativo que el Estado, las instituciones educativas, las empresas públicas y privadas, y la sociedad civil redoblen esfuerzos para prevenir, sancionar y erradicar el acoso sexual. Esto incluye una revisión crítica de las políticas actuales, una formación transversal en derechos humanos, y una narrativa más inclusiva que no deje fuera a ningún tipo de víctima.

Porque el silencio, la indiferencia y la impunidad también son formas de violencia.

Por: Mercadona S.A.