Son personas que tienden a rehuir situaciones incómodas, evitan expresar sus opiniones y suelen ceder ante los demás
En muchas ocasiones de la vida, el conflicto es inevitable. No importa el carácter pacífico de la persona, pues a veces no hay manera de prevenir una conversación incómoda o una discusión con un amigo, un compañero de piso, la pareja o un compañero de trabajo. De hecho, este tipo de diálogos son necesarios para establecer relaciones fuertes y sanas.
No obstante, muchas personas sienten un profundo temor por los conflictos y prefieren callar para evitarlos. Para estas personas, cualquier tipo de confrontación genera un alto nivel de ansiedad, lo que las lleva a adoptar conductas que pueden perjudicar su bienestar emocional y sus relaciones interpersonales.
Las razones por las que algunas personas temen al conflicto son múltiples y complejas. Como señala el psicólogo Mario Arzuza, existen individuos que, por naturaleza, son poco conflictivos. Estas personas valoran profundamente la paz, la armonía y la estabilidad emocional, por lo que procuran mantenerse alejados de cualquier situación que pueda perturbar ese equilibrio. Para otros, las experiencias negativas vividas en el pasado juegan un papel determinante. Haber crecido en entornos donde los conflictos eran sinónimo de gritos, violencia o rupturas emocionales puede hacer que, en la adultez, se desarrollen mecanismos de evitación para protegerse de nuevos daños.
Otra de las razones fundamentales detrás del miedo al conflicto es el temor a perder el control sobre las consecuencias que pueda acarrear una discusión. Algunas personas sienten que, al enfrentar un problema, podrían decir algo de lo que se arrepientan, herir a alguien querido o incluso dañar una relación importante. También existe el temor a decepcionar a los demás, especialmente entre quienes buscan constantemente la aprobación externa. En el caso de personas con fobia social o elevada inseguridad, la posibilidad de ser juzgados o criticados durante una confrontación las lleva a evitar cualquier interacción que implique un riesgo emocional.