La intrahistoria detrás del acoso machista a Pilar Alegría: «El anonimato de las redes da impunidad a los agresores»

Una noche en Aragón en plena pandemia y presuntas informaciones sobre Ábalos de medios de extrema derecha desatan los insultos en redes sociales hacia la ministra de Educación y portavoz del Gobierno.

Una ola de odio ha inundado en los últimos días las redes sociales de la ministra de Educación y portavoz del Gobierno, Pilar Alegría. El revuelo surge a raíz de un viaje a Teruel a mediados de septiembre de 2020, cuando la pandemia era protagonista en la actualidad en todo el mundo. Por aquel entonces, el ministro de Fomento y actual protagonista de numerosas causas judiciales abiertas, José Luis Ábalos, y miembros del Ejecutivo se trasladaron al territorio aragonés para supervisar las obras e instalaciones de Renfe. Sin embargo, noticias de periódicos conservadores señalan que algo más sucedió en ese viaje.

Según dichos medios, Ábalos supuestamente habría realizado una fiesta con prostitutas en el Parador de Teruel, que recientemente, y como ha adelantado El HuffPost, ha desmentido «categóricamente» que se produjeran daños en sus instalaciones, en línea de algunas informaciones publicadas. La portavoz del Gobierno ha reconocido que los días 15 y 16 de septiembre de 2020 también se encontraba en ese viaje en el que durmió en el mismo lugar las acusaciones no confirmadas. Por ello, realizó el pasado viernes y ante la prensa una detallada radiografía acerca de lo acontecido en aquellas fechas de hace más de 5 años donde, afirma, «hay un especial interés por retorcer de una forma absurda para involucrarme en unos hechos que me son ajenos en caso de que se hubiesen producido».

«He consultado mi agenda del 15 y 16 de septiembre de 2020, cuando yo era delegada del Gobierno», anunció Alegría el pasado viernes. Tras ello, la secretaria general de Aragón afirma que, en ese intervalo de tiempo, viajó con un coche de Zaragoza hasta Teruel -concretamente la Puebla de Valverde- y acompañó al ministro de Trasportes -Ábalos- en estas nuevas instalaciones de Renfe hacia Valencia. Entonces, las explicaciones del proyecto ferroviario las realizó la presidenta del Adif, Isabel Pardo de Vera, y el expresidente de Aragón, Javier Lambán, en una visita que duró hasta las 11 de la noche.

Finalizada la tarea gubernamental, los presentes se trasladaron al polémico lugar en el que los medios aseguran que se produjo una fiesta protagonizada por Ábalos y prostitutas contratadas por él mismo. «Cuando llegamos, cenamos en la terraza respetando las distancias recomendadas ante la pandemia. Después nos fuimos a dormir a las habitaciones y abandonamos el hostal cerca de las ocho y media de la mañana», afirmó Alegría matizando que, previamente, todos los trasladados a Aragón desayunaron en el parador comentando la actualidad de la región. En su testimonio, la portavoz del Gobierno no da credibilidad a los hechos que denuncian diferentes medios y miembros de la oposición.

Una vez concluidas las declaraciones y llegado pasado fin de semana, los insultos machistas inundaron las redes sociales hasta que la protagonista trasladó en un post de Instagram su hartazgo. ‘Puta’, ‘zorra’ o ‘comepollas’ son algunas de las vejaciones que la ministra denuncia haber recibido en las 48 horas siguientes de sus declaraciones. «Me instan a ponerme a cuatro patas, diciéndome que soy ministra por callar y ponerme de rodillas, si me gusta de lado o encima…», aseguró Alegría el domingo.

Ante esta situación y en línea a las numerosas declaraciones que ha realizado la portavoz del Gobierno acerca de este caso, Alegría asegura que «son muchas las mujeres que diariamente tienen que aguantar esto que no se puede admitir ni tolerar». «Llevo años en política y siempre he hecho mi trabajo con dedicación, seriedad y honestidad», afirmaba en redes sociales.

Más allá de los hechos -todavía no demostrados- que envuelven a José Luis Ábalos y a prostitutas en el Parador de Teruel, Alegría pone encima de la mesa que «estas actitudes son intolerables» y que no callará ante «el odio y los insultos raudales que, desgraciadamente, las mujeres siguen soportando por parte de tantísimos energúmenos».

Bárbara Zorrilla es una psicóloga especializada en violencia de género y en el acompañamiento a las víctimas. A lo largo de su trayectoria profesional, este es el pan de cada día al que se debe de enfrentar. «El problema es que vivimos en una sociedad machista. Esta violencia -que antes era únicamente presencial- ahora se ha trasladado a las redes sociales», explica a El HuffPost. A este elemento se suma un componente agraviante: la impunidad. «Muchas personas se escudan en perfiles falsos o en el anonimato, lo que les da carta blanca para ejercer la violencia sin consecuencias», señala.

Zorrilla destaca que el daño psicológico varía según la frecuencia, la intensidad del acoso y si existen amenazas explícitas. «Esto genera una sensación de amenaza constante. El cuerpo entra en un estado de alerta permanente, con miedo e indefensión, porque, aunque sean actos delictivos, nunca llega a pasar nada», afirma. El daño no es solo emocional; también es profesional y social. «Algunas mujeres incluso deciden abandonar sus trabajos o redes por el nivel de acoso que reciben, en este caso y siendo una figura pública, todos los posibles daños se multiplican».

La psicóloga especializada en violencia de género subraya que los ataques hacia las mujeres tienen un componente diferencial claramente machista. «No conozco a ninguna mujer mínimamente conocida que no haya recibido insultos como puta, zorra o bruja. Son ataques dirigidos específicamente a ellas por el hecho de ser mujeres», denuncia. Esto, en definitiva, es violencia machista en su forma más cruda: «No te critican por tus ideas, -que trabajando en política, es perfectamente comprensible la discrepancia y la confrontación ideológica- te atacan por ser mujer. Eso es violencia de género pura».

Zorrilla apela a la responsabilidad colectiva: «La sociedad no puede ser cómplice. Al igual que trabajamos el bullying en los colegios, debemos señalar y aislar a los agresores. No hacer nada también es posicionarse». Además, añade que el acompañamiento terapéutico, una autoestima sólida y el respaldo del entorno son factores de protección esenciales, pero deja claro que «la solución definitiva solo llegará erradicando el machismo estructural que lo permite».

En ese sentido y tras el anuncio de Alegría -que concluía con un «ya basta, cabeza alta y #NiUnPasoAtrás»- las reacciones de apoyo no tardaron en llegar en contra del machismo y de los insultos que ha percibido la portavoz a lo largo de todo el fin de semana. La primera de ellas fue del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, que también señalaba el odio habitual que reciben las mujeres en redes sociales. «Lo que está sufriendo Pilar es un ejemplo del odio que se propaga amparado en el anonimato en las redes sociales», aseguraba Sánchez brindando su apoyo a Alegría y a las personas que puedan sufrir casos semejantes.

La ministra de Hacienda, María Jesús Montero, apuntaba también en la misma dirección diciendo que «frente a los ataques machistas, misóginos y miserables, nos encontrarán siempre unidas y combativas». La actual delegada del Gobierno, Pilar Bernabé, solicitaba en redes que «la vergüenza cambie de bando». El ministro de Cultura, Ernest Urtasun, afirmaba que «acusar a cualquier miembro del Gobierno por haber coincido con Ábalos en una noche puntual es propio de una oposición centrada en el barrio. Por su lado, la ministra de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, Elma Saiz, ha asegurado que «se machaca a las mujeres con actos machistas en todos los ámbitos».

«Estos ataques, que me llegan a exigir con quien y donde duermo, se producen porque soy una mujer, porque me llamo Pilar Alegría, porque soy la secretaria general del PSOE de Aragón y porque pretendo arrebatarle la presidencia a Jorge Azcón», aseguraba la portavoz el pasado viernes tras confirmar que durmió en el Parador de Teruel donde, más allá de que las informaciones provenientes de medios de extrema derecha sean o no ciertas, ha despertado un monstruo de insultos machistas que se han vuelto costumbre en las redes sociales desde el pasado viernes y durante el fin de semana.

El nombre de Pilar Alegría se suma a una incontable lista de mujeres que han sido denostadas por el mero hecho de ser mujeres. Tal y como contó en su día El HuffPost, el momento actual en el que se encuentra la sociedad apunta a un retroceso donde el machismo y la extrema derecha caminan juntos con un mismo objetivo: reducir todos los logros del feminismo hasta la fecha. En ese sentido, las redes sociales juegan un papel clave, configurando un mundo conocido como ‘manosfera’. Aquel que “suma espacios digitales (blogs, canales de YouTube, Twitch…) en los que se comparten ciertos postulados sobre la masculinidad, sobre todo, ciertas ideas antifeministas y, en algunos casos, también misóginas”, contaba a este periódico la investigadora y socióloga de la Universidad Complutense de Madrid, Elisa García-Mingo.

Informaciones, verdaderas o falsas; ideas políticas, en las que se puede estar a favor o en contra; bajo ningún concepto debería de dar manga ancha para insultar y humillar a una persona sea cual sea su trayectoria política, laboral o personal.

fuente: huffingtonpost